domingo, 15 de marzo de 2015

Los Faros de Redes Sociales

Hemos editado un vídeo con una selección de Faros alucinantes y enigmáticos. Los faros son la ultima frontera que tienen los barcos antes de encontrarse con la costa, son su seguro de vida. En ellos viven gente curtida y aventurera, que dan su vida día a día, para salvaguardar la vida de cientos de marineros. Alumbran en la oscuridad, abren camino, guían el destino.






Ya lo decía Mario Benedetti...





"A aquel faro le gustaba su tarea, no sólo porque le permitía ayudar, merced a su sencillo e imprescindible foco, a veleros, yates y remolcadores hasta que se perdían en algún recodo del horizonte, sino también porque le dejaba entrever, con astuta intermitencia, a ciertas parejitas que hacían y deshacían el amor en el discreto refugio de algún auto estacionado más allá de las rocas.





Aquel faro era incurablemente optimista y no estaba dispuesto a cambiar por ningún otro su alegre oficio de iluminador. Se imaginaba que la noche no podía ser noche sin su luz, creía que ésta era la única estrella a flor de tierra pero sobre todo a flor de agua, y hasta se hacía la ilusión de que su clásica intermitencia era equivalente de una risa saludable y candorosa.






Así hasta que en una ocasión aciaga se quedo sin luz. Vaya a saber por qué sinrazón mecánica el mecanismo autónomo falló y la noche puso toda la oscuridad a disposición del encrespado mar. Para peor de los males se desató una tormenta con relámpagos, truenos y toda la compañía. El faro no pudo conciliar el sueño. La espesa oscuridad siempre le provocaba insomnio, además de náuseas.




Solo cuando al alba el otro faro, también llamado Sol, fue encendiendo de a poco la ribera y el oleaje, el faro del cuento tuvo la noción de la tragedia. Ahí no mas, a pocas millas de su torre grisácea, se veía un velero semi-hundido.




Por supuesto pensó en la gente, en los imposibles naufragios, pero sobre todo pensó en el velero, ya que siempre se había sentido más ligado a los barcos que a los barqueros.





Sintió que su reacio corazón se estremecía y ya no pudo más. Cerro su ojo de modesto cíclope y lloró dos o tres lagrimas de piedra".













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